2010/03/15

Amor a primera vista




Como todos los días, Sara se levantó temprano, desayunó y saco a pasear a su perra Bimba. En esos momentos llegaba a odiar a Bimba, ya que no le gustaba nada madrugar. Pero aquella mañana era diferente, lucía un sol espléndido y ya se empezaban a ver los indicadores de la primavera en los árboles. Bimba como siempre empezó a correr por el césped y a jugar con otros perros. De repente se empezó a escuchar la voz de un hombre llamando “¡Lola! ¡Lola!”, y allí estaba él. El dueño de Lola, como una visión celestial envuelta en su halo mientras un coro cantaba el Aleluya. Entonces él se dirigió a ella con algunas frases sobre lo juguetonas que eran sus perras mientras ella sólo balbuceaba respuestas simples, pues no podía pensar claramente. Tras un rato de conversación, él le dijo que solía ir a cierto local las noches de los sábados y que le gustaría mucho verla. Entonces se despidieron.
Sara, como una loca, llamó a su mejor amiga para contarle lo sucedido y ambas quedaron esa misma tarde para hacer algunas compras. Esa tarde Sara le confesó que estaba loca por aquel hombre perfecto que olía a rosas, pero era demasiado tímida para soltarse. Su amiga le recomendó que se tomara un par de copas y todo iría rodado.
Esa noche Sara tuvo una pesadilla horrible en la que se tomaba unas copas y empezaba a hacer tonterías, estaba horrible, con todo el maquillaje corrido, la gente se reía de ella y no podía para de caerse. No controlaba su cuerpo. Al final del sueño aparecía su chico misterioso y la miraba con una mueca de asco. Se despertó muy alterada y decidió que esa noche sería ella misma sin tomar una gota de alcohol.
Y así fue, se encontró con el chico en el local, y él estaba muy interesado en ella. Ante su sorpresa, ella no se sintió cohibida, disfrutó mucho de la noche y se hizo amiga de Andrés ( que así se llamaba el chico). Bueno, amigos y lo que surja…

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