Érase una vez, en cierta ciudad, el 12 de febrero de 2009. En la calle se encuentran unos amigos “de cuento” que hacía mucho tiempo que no se veían. Deciden entrar en un bar y sentarse a tomar unas cañas y unos pinchos (pocos que el bolsillo no está para gastos).
Comenzó hablando uno de ellos, el que tenía cara de cerdito, todos le preguntaron por sus hermanos y las construcciones de las que los demás amigos sabían que eran especialistas. Su cara se puso triste y comenzó a narrarles la desgracia en que habían caído, no ocurría como antaño en que su mayor enemigo era el lobo que les deshacía sus maravillosas construcciones, sino la crisis inmobiliaria que estaban sufriendo, de poco importaba que se hubiesen hechos expertos en construir las mejores casas si la gente no tenía dinero para comprarlas. Eso sin tener en cuenta que los vendedores les pedían unas comisiones altísimas.
La segunda amiga del grupo en narrar lo que le había acontecido en los últimos tiempos era una chica muy guapa, llamada Cenicienta que en otro tiempo había sido experta en llevar zapatos de tacón y que ahora sólo era capaz de llevar unos tenis a cuadros, con su bonito pantalón vaquero caído, que enseñaba parte de su ombligo, que antes soñaba con encontrar su príncipe azul y ahora se ha enamorado de un albañil que trabajaba para los tres cerditos y ahora está en el paro, con dificultades para llegar a fin de mes.
El tercero de los amigos era un multimillonario al que de pequeño llamaban Patito Feo y al que la suerte le había sonreído, salvo en lo físico, problema que había solucionado operándose varias veces de ciertas partes de su cuerpo en la maravillosa empresa “Corporación Dermoestética”.
Todo esto estaba siendo contemplado desde la pared de la cafetería por un cuadro de Jesucristo que por la expresión estaba pensando: “como cambió el cuento…..”.
Brais Rubio Rego 1º BAC
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