2009/04/01

Los tres hermanos y Ulises

En un remoto pasado, en un valle muy lejano, habitaban tres hermanos conocidos por su enorme maldad. Sus nombres eran: Shrek, el temible, apestoso y malvado ogro; Blancanieves, hermosa dama que conquistaba a los caballeros para después asesinar y Bambi, pequeño pero poderoso ciervo que secuestraba a las madres de los niños de la zona.
El rey de este valle era Frodo, un antiguo caballero que había conseguido destruir el anillo del poder y salvar a la Tierra Media de su maldición. Como ya era muy mayor, mandó llamar al soldado ateniense Ulises, el cual tenía fama de poderoso y capaz de vencer cualquier mal existente en cualquier parte del mundo, para que librara a su reino de los tres terribles hermanos.
Los hermanos se enteraron de esta noticia y intentaron organizar un plan para hacerle frente en la batalla. Ulises con su gran poder rompió este plan y obligó a los hermanos a retroceder. Un día Blancanieves apareció en la casa de Ulises y él cogió la espada para matarla pero Blancanieves con su increíble encanto consiguió que Ulises se enamorara de ella.
Después de pasar toda la noche juntos, ella se decidió a matarlo. Pero Ulises como era un hombre con mucha experiencia se dio cuenta y consiguió deshacerse de su embrujo y clavarle la espada en el corazón para poder matarla.
Shrek y Bambi se enteraron de esto y como tenían miedo decidieron hacer unas casas para refugiarse. Bambi como era muy vago hizo su casa de madera, en cambio Shrek hizo su casa con los mejores materiales. Días más tarde, Ulises decidió atacar a los dos hermanos; rápidamente consiguió derribar la casa de Bambi y con ello matarlo. En cambio la casa de Shrek era impenetrable, se acordó de una antigua batalla que había librado en Troya, así que fabricó un perro en el que pudiera esconderse y se lo regaló al ogro. Shrek lo aceptó y cuando cayó la noche y el ogro dormía, Ulises salió del perro y lo asesinó.
Gracias a Ulises el reino vivió en paz durante toda la eternidad y felices todos ellos comieron perdices.

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