2010/02/10

Alí Key y los cuarenta hackers.


Alí Key era un hombre muy trabajador, todos los días viajaba en autobús hasta la oficina. Un día, Alí se entretuvo leyendo un libro en su IPad nuevo y se pasó de parada. Cuando se percató de su error ya era demasiado tarde y tuvo que bajarse en un lugar que no conocía. Era un sitio desértico donde no había wifi ni cobertura y no tenía modo de comunicarse con nadie.

De pronto, vio un coche muy lujoso atravesando el desierto y lo siguió con la intención de pedir ayuda. El coche se paró delante de una montaña y una mano enguantada salió por la ventanilla e introdujo un código en un panel oculto en la piedra. Pudo verlo todo con su cámara digital con zoom: el código era “ábrete sésamo”. Como por arte de magia se abrieron unas enormes puertas de acero y el vehículo entró .

Alí no salía de su asombro y ,tras pensarlo un par de veces, decidió entrar. Caminó unos metros dentro de la gruta y encontró una sala enorme llena de gente: todos estaban sentados ante ordenadores de última generación.

Tenía mucha curiosidad y como nadie parecía levantar la vista de su monitor, se sentó ante un PC para tratar de averiguar a qué se dedicaban. Con sus conocimientos no le resultó difícil acceder a la base de datos central. La información se hallaba encriptada pero Alí era un experto informático al que nada se le resistía.

El misterio se descubrió al instante. Los ficheros estaban llenos de datos bancarios. Aquellas personas eran hackers profesionales. Habían creado un programa que desviaba directamente todos los datos personales de los internautas que compraban online. Cada vez que alguien compraba algo en eBay o cualquier otra web sus datos iban directos al disco duro de estos ladrones modernos.

Alí estaba indignado, salió de la gruta, no sin antes copiar el programa y las pruebas en su memoria USB, y buscó con su GPS el camino de vuelta al pueblo más cercano. Una vez en su casa, envió un troyano con el que pudo acceder a todos los programas. Después llamó a su hermano Cassim que trabajaba en la CIA e investigó todo el proceso sin que ellos se dieran cuenta. Mientras, Alí se dedicó en cuerpo y alma a crear un programa de cifrado de datos que ningún hacker pudiera romper.

Cuando todo terminó, Alí publicó un artículo en su blog contando lo sucedido y recibió un premio Turing por sus aportaciones al campo de la informáttica a favor de la seguridad de los internautas.

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