En la Educación Secundaria lo que se intenta es sentar las bases para una posterior formación académica más avanzada del individuo. Por eso en la ESO se enseña Física, Matemáticas, Historia, Lenguas extranjeras... Lengua y Literatura, o más bien, Historia de la Literatura. En las primeras, se empieza por lo más fácil y se deja lo más peliagudo para los últimos cursos o para más adelante. Pero en esta última se sigue un orden cronológico que, aunque está bien estructurado temporalmente, no se adapta como es debido a la madurez de los niños de esas edades.
Es cierto que para saber las causas de cierto movimiento literario debes conocer la situación histórica y también las tendencias anteriores, pero para un niño de 14 años, da igual que le expliques el Siglo de Oro español, porque a esas edades, intentar que lea El Quijote es contraproducente. Siempre recordará aquella semana en la que tuvo que leer aquel gran libro en lugar de leer sus divertidos cómics y el aburrimiento que ello le supuso. De este modo con razón los índices de lectores jóvenes se ven reducidos y las campañas a favor de la lectura se disparan.
En el sistema educativo actual ya es muy difícil dar el temario completo y si además se deben recomendar libros de lectura a mayores de los que ya se tienen que leer, la tarea se vuelve muy complicada. Los profesores más duchos en su asignatura son capaces de lograr esta hazaña, y estos alumnos serán afortunados, porque a su vez habrá muchos que odien la lectura a raíz de las malas experiencias escolares con los libros de lectura obligatoria.
Leer no debe ser una obligación. Se debe leer por placer. Y en esto también influyen mucho las familias. Si los padres son lectores, los hijos serán lectores. Y si los padres no lo son, a los hijos les será más difícil llegar a serlo.
Pero es muy fácil para los padres y para los niños echar las culpas de su falta de lectura a los demás, ya sea a los profesores o a los políticos. Cierto es que leer El Quijote a los 14 años no es lo más apropiado, pero no es culpa de los políticos que en casa algunos padres no den ejemplo a sus hijos leyendo o les riñan por leer en lugar de estudiar.
Si se quiere cambiar esta situación se debe llevar a cabo una tarea conjunta entre, políticos, profesorado, alumnado y padres para lograr el aumento de lectores entre los más jóvenes, porque leer no es una pérdida de tiempo.
Es cierto que para saber las causas de cierto movimiento literario debes conocer la situación histórica y también las tendencias anteriores, pero para un niño de 14 años, da igual que le expliques el Siglo de Oro español, porque a esas edades, intentar que lea El Quijote es contraproducente. Siempre recordará aquella semana en la que tuvo que leer aquel gran libro en lugar de leer sus divertidos cómics y el aburrimiento que ello le supuso. De este modo con razón los índices de lectores jóvenes se ven reducidos y las campañas a favor de la lectura se disparan.
En el sistema educativo actual ya es muy difícil dar el temario completo y si además se deben recomendar libros de lectura a mayores de los que ya se tienen que leer, la tarea se vuelve muy complicada. Los profesores más duchos en su asignatura son capaces de lograr esta hazaña, y estos alumnos serán afortunados, porque a su vez habrá muchos que odien la lectura a raíz de las malas experiencias escolares con los libros de lectura obligatoria.
Leer no debe ser una obligación. Se debe leer por placer. Y en esto también influyen mucho las familias. Si los padres son lectores, los hijos serán lectores. Y si los padres no lo son, a los hijos les será más difícil llegar a serlo.
Pero es muy fácil para los padres y para los niños echar las culpas de su falta de lectura a los demás, ya sea a los profesores o a los políticos. Cierto es que leer El Quijote a los 14 años no es lo más apropiado, pero no es culpa de los políticos que en casa algunos padres no den ejemplo a sus hijos leyendo o les riñan por leer en lugar de estudiar.
Si se quiere cambiar esta situación se debe llevar a cabo una tarea conjunta entre, políticos, profesorado, alumnado y padres para lograr el aumento de lectores entre los más jóvenes, porque leer no es una pérdida de tiempo.
1 comentario:
En general, comparto lo que dices, pero añadiendo algo: sí que es posible -y conveniente- que los alumnos de la ESO lean, no obras completas, pero sí fragmentos significativos de obras clásicas, y siempre acompañados y guiados por el profesor. Lo que hay que criticar es esa práctica tan extendida (¡y luego nos quejamos de los resultados!) de "Para la semana que viene, leído el Lazarillo".
Un saludo
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