Este ser tan curioso pertenece a la familia de los electrodomésticos y tiene como principal misión tragarse todo lo que se encuentra a su paso. (De ahí su nombre: ¡aspira y se pira!)
Como se puede observar, la serpiradora está dotada de un tamaño considerable, y lo mismo ocurre con su peso. Éste ejemplar, en concreto, mide poco menos de 3 metros y pesa aproximadamente unos 12 kilos, aunque cuando tiene la barriga llena, tiende a engordar otros 2, no es nada de extrañar, pues la pobre acumula y acumula y hasta que no se encuentra satisfecha con su tarea, no para.
En cuanto a su aspecto físico, lo cierto es que la pobre no es muy agraciada, ya que su cuerpo está bastante desproporcionado con respecto a su cabeza. Lo que más llama a la atención en ella es lo larguirucho y estrecho que es su cuello, de forma anillada y tubular, en contraste con su prominente trasero, lo cual facilita la comunicación, por un lado, con el alambicado aparato digestivo (nunca mejor dicho) y con la cabeza, por el otro. Otra de las peculiaridades que posee son sus 4 patas giratorias que la mantienen a escasos centímetros del suelo, haciendo de su reptación un desplazamiento cómodo y llevadero. Por lo que a la cabeza se refiere, lo cierto es que es un tanto extraña, no es redonda como el resto de las cabezas, sino que su forma es estrecha y aplanada, aunque bueno, si se prefiere es posible arrancársela y cambiarla por otra de características diferentes. Además, su índice de calvicie es total, únicamente posee finos y cortos pelos en su abundante y poblado bigotillo, lo que le permite amortiguar las caídas producidas por la repentina aparición de bruscos cambios de nivel en la superficie e incluso evitar posibles heridas y rozaduras, tanto en ella como en los objetos a los que le come el polvo.
Se trata de un animal muy eficiente, no hay nada que pueda con ella: ni el polvo, ni las migas de pan…hablando en plata, ninguna mierda se le resiste. En fin, tiene todo lo que una mujer podría desear, y digo mujer por el mero hecho de que los hombres no le hacen mucho caso, (lo cierto es que a ella nunca le gustaron los varones), así que optó por salir del armario. Pero como todo el mundo, ella también tiene sus defectos: a veces se pasa de lista. A la muy espabilada le encanta succionar billetes, alguna que otra moneda, relojes y demás objetos de lujo. Por este motivo, sus dueñas se enfadan con ella y la castigan un mes sin salir.
Como se puede observar, la serpiradora está dotada de un tamaño considerable, y lo mismo ocurre con su peso. Éste ejemplar, en concreto, mide poco menos de 3 metros y pesa aproximadamente unos 12 kilos, aunque cuando tiene la barriga llena, tiende a engordar otros 2, no es nada de extrañar, pues la pobre acumula y acumula y hasta que no se encuentra satisfecha con su tarea, no para.
En cuanto a su aspecto físico, lo cierto es que la pobre no es muy agraciada, ya que su cuerpo está bastante desproporcionado con respecto a su cabeza. Lo que más llama a la atención en ella es lo larguirucho y estrecho que es su cuello, de forma anillada y tubular, en contraste con su prominente trasero, lo cual facilita la comunicación, por un lado, con el alambicado aparato digestivo (nunca mejor dicho) y con la cabeza, por el otro. Otra de las peculiaridades que posee son sus 4 patas giratorias que la mantienen a escasos centímetros del suelo, haciendo de su reptación un desplazamiento cómodo y llevadero. Por lo que a la cabeza se refiere, lo cierto es que es un tanto extraña, no es redonda como el resto de las cabezas, sino que su forma es estrecha y aplanada, aunque bueno, si se prefiere es posible arrancársela y cambiarla por otra de características diferentes. Además, su índice de calvicie es total, únicamente posee finos y cortos pelos en su abundante y poblado bigotillo, lo que le permite amortiguar las caídas producidas por la repentina aparición de bruscos cambios de nivel en la superficie e incluso evitar posibles heridas y rozaduras, tanto en ella como en los objetos a los que le come el polvo.
Se trata de un animal muy eficiente, no hay nada que pueda con ella: ni el polvo, ni las migas de pan…hablando en plata, ninguna mierda se le resiste. En fin, tiene todo lo que una mujer podría desear, y digo mujer por el mero hecho de que los hombres no le hacen mucho caso, (lo cierto es que a ella nunca le gustaron los varones), así que optó por salir del armario. Pero como todo el mundo, ella también tiene sus defectos: a veces se pasa de lista. A la muy espabilada le encanta succionar billetes, alguna que otra moneda, relojes y demás objetos de lujo. Por este motivo, sus dueñas se enfadan con ella y la castigan un mes sin salir.
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