(8:25 am) ¡Oh Dios! Sólo faltan veinte minutos para que empiece el insti y… ¡yo todavía en pijama! Vamos Marina, decídete cuanto antes si quieres llegar a tiempo a la primera clase…
Creo que ya está, los pitillos vaqueros de Tommy, el polito rojo de Ralph Lauren, la chaqueta negra de Custo, el cinturón de D&G… ¿y de calzado? Uf…no sé, las Converse están un poco manchadas en la punta, así que no es plan de llevarlas… ¡ya sé! Me acabó de acordar de que todavía no he estrenado las bailarinas nuevas que me compré el sábado, así que ¡ya va siendo hora! Colgante a juego, reloj, pulsera, pendientes, colonia… ¡Divina de la muerte!
Aunque parezca que exagero, para nada. El día a día de cualquiera de nosotros es así, o por lo menos parecido. No somos conscientes de la cantidad de cosas que tenemos, y lo que es más importante, de las que podríamos prescindir.
Vivimos en una sociedad tremendamente consumista, comprar por comprar, si no lo hacemos no nos quedamos a gusto. Tenemos satisfechas las necesidades básicas: comida, agua, ropa, descanso…y una larga lista de etcéteras, ¿no nos basta? Deberíamos sentirnos afortunados, sin embargo, lo que hacemos es pedir y pedir y cuando no se nos complacen los caprichos encima tenemos el morro de enfadarnos y ponernos como fieras.
Otros, ni por asomo pueden decir que tienen un pantalón de Levi’s o ,directamente, quitándole el “de Levi’s” a la frase. Lo triste es que han pasado por sus manos cientos de veces, pues trabajan de sol a sol para que nosotros, los del primer mundo, tengamos algo con lo que taparnos.
En los veinte minutos que me ha llevado a mí contestar a: ¿qué me pongo hoy?, quizás podría haber empleado la mitad en pensar que con un tercio de mi armario muchas personas se darían con un canto en los dientes.
Por desgracia, ellos nunca podrán hacerse esa pregunta, ya que nadie puede echar de menos lo que nunca tuvo.
Creo que ya está, los pitillos vaqueros de Tommy, el polito rojo de Ralph Lauren, la chaqueta negra de Custo, el cinturón de D&G… ¿y de calzado? Uf…no sé, las Converse están un poco manchadas en la punta, así que no es plan de llevarlas… ¡ya sé! Me acabó de acordar de que todavía no he estrenado las bailarinas nuevas que me compré el sábado, así que ¡ya va siendo hora! Colgante a juego, reloj, pulsera, pendientes, colonia… ¡Divina de la muerte!
Aunque parezca que exagero, para nada. El día a día de cualquiera de nosotros es así, o por lo menos parecido. No somos conscientes de la cantidad de cosas que tenemos, y lo que es más importante, de las que podríamos prescindir.
Vivimos en una sociedad tremendamente consumista, comprar por comprar, si no lo hacemos no nos quedamos a gusto. Tenemos satisfechas las necesidades básicas: comida, agua, ropa, descanso…y una larga lista de etcéteras, ¿no nos basta? Deberíamos sentirnos afortunados, sin embargo, lo que hacemos es pedir y pedir y cuando no se nos complacen los caprichos encima tenemos el morro de enfadarnos y ponernos como fieras.
Otros, ni por asomo pueden decir que tienen un pantalón de Levi’s o ,directamente, quitándole el “de Levi’s” a la frase. Lo triste es que han pasado por sus manos cientos de veces, pues trabajan de sol a sol para que nosotros, los del primer mundo, tengamos algo con lo que taparnos.
En los veinte minutos que me ha llevado a mí contestar a: ¿qué me pongo hoy?, quizás podría haber empleado la mitad en pensar que con un tercio de mi armario muchas personas se darían con un canto en los dientes.
Por desgracia, ellos nunca podrán hacerse esa pregunta, ya que nadie puede echar de menos lo que nunca tuvo.
Imagen: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjebK8unuVgT4cOI8Zigi4i_WBzHIg1mFfUGyjcDfHq6NvPG7bnxvc8DoMSEb2LzBLakNyNgVvyz-N0KCxudpUDxJgfW0iYc0ktRf7qNfMGYwUlX61Ygi9v8xK1icJK2HVoVxNX5P722XpE/s320/consumismo2.jpg
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