Estoy segura de que no soy la única que se hace la famosa pregunta: ¿Qué me pongo hoy? De hecho creo que la mayoría nos lo preguntamos. Está claro el porqué de la cuestión. Abrimos nuestro armario y vemos un montón de perchas de las que cuelgan nuestros queridos vaqueros, la prenda por excelencia, faldas, vestidos, camisetas, camisas, chaquetas… Hay tantas cosas que sería difícil hacer una lista con todo. Sin embargo, si retrocedemos 30 ó 40 años y le preguntamos a los abuelos, nos dirán que en la época en que ellos eran jóvenes como nosotros no tenían este tipo de ‘’problemas’’. Unos zapatos eran suficiente, y ¿para qué tener más de un abrigo? Ellos abrían un cajón y allí encontraban toda su ropa, mientras que a nosotros un cajoncito no nos llega ni para la tercera parte.
El consumismo está presente en la sociedad del siglo XXI a todas horas y en todo lugar. Cada temporada vamos de compras, y cuando digo ir de compras, me refiero a desvalijar el centro comercial. ‘’¡Mamá, mamá! Mira, ¡esto me gusta! Y aquel pantalón es precioso. ¿Qué me dices de esas botas? ¡Están a la última!’’. Todo nos atrae, y es que los empresarios son muy inteligentes, buscan sus tácticas para que todos caigamos en la tentación. Y lo consiguen a base de bien. Pero esto no sólo pasa con la ropa, los niños piden juguetes sin cesar y sus padres les cumplen sus caprichos, quizá ese es el error.
Y por último, la tecnología se lleva la palma. Ordenadores portátiles de última generación, pantallas planas, iPod, teléfonos móviles con pantalla táctil. ¡ Es interminable! Y es increíble la cantidad de dinero que nos gastamos porque creemos que nuestra tele o nuestro móvil se han quedado obsoletos.
Tenemos que reconocer que somos unos consumistas natos y deberíamos de empezar a cambiar un poco esta situación que puede empeorar. Todo el mundo compra, pero hay gente que convierte las compras en una adicción y se mete en problemas muy graves. Sencillamente, pensarte bien si en realidad necesitas esos zapatos que tanto te gustan, cuando tienes ocho pares en el zapatero que apenas usas.
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Y por último, la tecnología se lleva la palma. Ordenadores portátiles de última generación, pantallas planas, iPod, teléfonos móviles con pantalla táctil. ¡ Es interminable! Y es increíble la cantidad de dinero que nos gastamos porque creemos que nuestra tele o nuestro móvil se han quedado obsoletos.
Tenemos que reconocer que somos unos consumistas natos y deberíamos de empezar a cambiar un poco esta situación que puede empeorar. Todo el mundo compra, pero hay gente que convierte las compras en una adicción y se mete en problemas muy graves. Sencillamente, pensarte bien si en realidad necesitas esos zapatos que tanto te gustan, cuando tienes ocho pares en el zapatero que apenas usas.
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