Desde el pasado 24 de enero, día de la desaparición de Marta del Castillo, la seguridad de las redes sociales se convirtió en un tema de actualidad ya que el Tuenti de esta chica fue un hervidero de visitas al conocerse su muerte. Mensajes de apoyo, morbo… ¿quién sabe cuántas razones habrán dado pie a que su Tuenti hubiese recibido más de 500.000 visitas en tan poco tiempo? 
Pero esto es sólo un ejemplo de la poca privacidad de los espacios en la red. Últimamente, y sobretodo desde la polémica que ha levantado este asunto, redes sociales como Facebook, My Space o, el ya citado, Tuenti están ganando adeptos y con ellos, más perfiles que visitar, más direcciones a las que mandar mensajes y más “foticos” que comentar. Sabemos que al crear un Tuenti, se puede optar a que sólo los amigos que uno elija tengan acceso a las imágenes colgadas, pero en muchos casos el amigo del amigo del amigo (tarado o asentado) acaba abriéndose paso.
Tanta publicidad de estos espacios y tantas advertencias sobre los peligros que conllevan acaban por producir el efecto contrario. Aquellos que todavía no lo tenían, simplemente por curiosidad, se han creado uno.
También me pregunto por qué nos echan la culpa a nosotros, los jóvenes, si son ellos, los creadores de estos espacios, los primeros en no respetar ninguna norma de privacidad. Al crear un msn, es imprescindible añadir el nombre, apellidos, código postal, ciudad y algún que otro dato más, a mi parecer, innecesarios para charlar con un colega. Así mismo, debemos aceptar las condiciones de privacidad y permitir que datos personales circulen libremente por los archivos de msn.
Hay quien dice que todos los jóvenes, sin excepción, somos unos despreocupados y hurgamos donde no debemos sin pensar en las consecuencias. Gran error: no todos andamos esparciendo nuestro móvil ni dirección por la red y, si tan poco nos preocupamos y vivimos en un mundo en el que creemos que nada nos afecta, vosotros, adultos responsables, ¿no serías los que os deberíais preocupar un poco más de lo que hacemos? Dicen por ahí que somos el futuro.
Pero esto es sólo un ejemplo de la poca privacidad de los espacios en la red. Últimamente, y sobretodo desde la polémica que ha levantado este asunto, redes sociales como Facebook, My Space o, el ya citado, Tuenti están ganando adeptos y con ellos, más perfiles que visitar, más direcciones a las que mandar mensajes y más “foticos” que comentar. Sabemos que al crear un Tuenti, se puede optar a que sólo los amigos que uno elija tengan acceso a las imágenes colgadas, pero en muchos casos el amigo del amigo del amigo (tarado o asentado) acaba abriéndose paso.
Tanta publicidad de estos espacios y tantas advertencias sobre los peligros que conllevan acaban por producir el efecto contrario. Aquellos que todavía no lo tenían, simplemente por curiosidad, se han creado uno.
También me pregunto por qué nos echan la culpa a nosotros, los jóvenes, si son ellos, los creadores de estos espacios, los primeros en no respetar ninguna norma de privacidad. Al crear un msn, es imprescindible añadir el nombre, apellidos, código postal, ciudad y algún que otro dato más, a mi parecer, innecesarios para charlar con un colega. Así mismo, debemos aceptar las condiciones de privacidad y permitir que datos personales circulen libremente por los archivos de msn.
Hay quien dice que todos los jóvenes, sin excepción, somos unos despreocupados y hurgamos donde no debemos sin pensar en las consecuencias. Gran error: no todos andamos esparciendo nuestro móvil ni dirección por la red y, si tan poco nos preocupamos y vivimos en un mundo en el que creemos que nada nos afecta, vosotros, adultos responsables, ¿no serías los que os deberíais preocupar un poco más de lo que hacemos? Dicen por ahí que somos el futuro.
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