La huida
Alicia ya no aguantaba más. Llevaba aguantándolo más de un año. Ella era una buena profesora de piano, una novia de la música, y no comprendía hasta qué punto merecía la vida que le estaba tocando vivir.
Se había casado por amor, con el que pensaba que era el hombre de su vida. Pero después de la primera semana, él se transformó en una persona que Alicia no reconocía. Durante el noviazgo, él la trataba como si fuera una reina, pero ahora ella se había convertido en una especie de esclava. No tenía vida propia. Sólo vivía por y para él, y si no hacía lo que le mandaba, se tenía que atener a las graves consecuencias. Ya no daba clases de música... Ya no podía ir a los conciertos... Ya no podía salir de la casa sin su permiso... Ya no podía hablar con las amigas... Y mucho menos con los amigos.Ùltimamente él había comenzado a beber más que de costumbre. Y cuando regresaba a casa aquello era insufrible. Pero esa noche la gota colmó el vaso. Llegó desarrapado, muy borracho, y la tomó con ella. Esa vez fue peor que las otras, y Alicia decidió huir para salvar su vida.
Esa noche, Alicia se levantó a oscuras con mucho cuidado de no despertarlo. Cogió el bolso con la cartera y se puso el primer traje que palpó en el armario. Despacio salió de la casa sin más equipaje que unas cuantas partituras y su libro favorito. Se dirigió a la estación de tren más próxima. Por el camino miraba continuamente hacia atrás para asegurarse de que él no la seguía y de que ningún amigo la estaba vigilando. Una vez en la estación, compró un billete para el primer tren que saliera. No le importaba el destino, sólo quería huir de allí lo antes posible. Sabía que si la descubrían ahora, lo tenía todo perdido.¡ No podía arriesgarse a tanto! Cuando llegó su tren, montó en el vagón y escogió un compartimento vacío, dónde no tuviera que hablar con nadie de nada. No quería dar ninguna explicación. No quería hablar. Sólo quería que el tiempo pasara. Que acabara el viaje. Quería aparecer en un lugar desconocido y comenzar una nueva vida sin nadie que la controlara, como antes de casarse. Quería seguir siendo profesora de música. Conocer nuevas amistades ¡ Quería volver a vivir!
Y mientras el tren la llevaba a uno nuevo mundo donde podría comenzar de cero, Alicia leía por enésima vez aquel libro que tanto le gustaba, mientras miraba de soslayo las partituras que harían que volviera a ser ella.
Por Lucía Díaz Losada
Se había casado por amor, con el que pensaba que era el hombre de su vida. Pero después de la primera semana, él se transformó en una persona que Alicia no reconocía. Durante el noviazgo, él la trataba como si fuera una reina, pero ahora ella se había convertido en una especie de esclava. No tenía vida propia. Sólo vivía por y para él, y si no hacía lo que le mandaba, se tenía que atener a las graves consecuencias. Ya no daba clases de música... Ya no podía ir a los conciertos... Ya no podía salir de la casa sin su permiso... Ya no podía hablar con las amigas... Y mucho menos con los amigos.Ùltimamente él había comenzado a beber más que de costumbre. Y cuando regresaba a casa aquello era insufrible. Pero esa noche la gota colmó el vaso. Llegó desarrapado, muy borracho, y la tomó con ella. Esa vez fue peor que las otras, y Alicia decidió huir para salvar su vida.
Esa noche, Alicia se levantó a oscuras con mucho cuidado de no despertarlo. Cogió el bolso con la cartera y se puso el primer traje que palpó en el armario. Despacio salió de la casa sin más equipaje que unas cuantas partituras y su libro favorito. Se dirigió a la estación de tren más próxima. Por el camino miraba continuamente hacia atrás para asegurarse de que él no la seguía y de que ningún amigo la estaba vigilando. Una vez en la estación, compró un billete para el primer tren que saliera. No le importaba el destino, sólo quería huir de allí lo antes posible. Sabía que si la descubrían ahora, lo tenía todo perdido.¡ No podía arriesgarse a tanto! Cuando llegó su tren, montó en el vagón y escogió un compartimento vacío, dónde no tuviera que hablar con nadie de nada. No quería dar ninguna explicación. No quería hablar. Sólo quería que el tiempo pasara. Que acabara el viaje. Quería aparecer en un lugar desconocido y comenzar una nueva vida sin nadie que la controlara, como antes de casarse. Quería seguir siendo profesora de música. Conocer nuevas amistades ¡ Quería volver a vivir!
Y mientras el tren la llevaba a uno nuevo mundo donde podría comenzar de cero, Alicia leía por enésima vez aquel libro que tanto le gustaba, mientras miraba de soslayo las partituras que harían que volviera a ser ella.
Por Lucía Díaz Losada
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