Me preocupa el botellón
por Marian Serén el 30 Mar 2009
Ya sé que muchos vais a decirme que es la nueva forma de salir, de conocer gente, que no se emborrachan todos los que van de botellón y que las otras drogas pululan por allí como en cualquier otra zona de ambiente..... Vale, pero el botellón me preocupa.
Y después de visitar los laboratorios del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia y conocer el trabajo que está haciendo la doctora Guerri, me preocupa mucho más.
Suministra alcohol a ratas jóvenes para ver cómo afecta a su cerebro y ha comprobado que cuando se bebe mucha cantidad, en poco tiempo y con el estómago vacio, simulando un botellón, las células que primero mueren son las relacionadas con el aprendizaje. A algunas ratas las deja hacerse adultas para ver si esas células se recuperan, pero no.
Así que los adolescentes que abusen de la bebida el fin de semana tendrán luego más dificultades a la hora de estudiar. Como ejemplo, podéis ver en el reportaje la comparación entre dos cerebros de chicos de quince años a la hora de realizar un test de memoria, teniendo en cuenta que uno se emborrachó el día anterior. El cerebro de este chaval no tiene prácticamente actividad, pero el de su compañero sobrio va a tope.
Es bastante ilustrativo, pero también lo es charlar con los chavales que acuden a terapia al Centro de Salud Mental de Julián de Ajuriaguerra en Bilbao. Ellos nos contaron como se les fue de las manos el tema del alcohol y los porros. Empezó siendo una cosa de fin de semana para convertirse en una forma de ocio diaria. De ahí, llegaron las malas notas, el comportamiento agresivo en casa...
Los expertos que les ayudan creen que para la mayoría de jóvenes el botellón será sólo un ritual de paso entre la adolescencia y la edad adulta, pero también son conscientes de que algunos desarrollarán adicciones que se irán agravando en el futuro.
Después tuvimos ocasión de comprobarlo cuando nos desplazamos a Sevilla para asisitir a una sesión de Alcohólicos Anónimos. Cada vez les llegan más jóvenes, nos dijeron.
De la noche de botellón que pasamos en Sevilla no merece la pena añadir gran cosa. Como muchos conocéis, y otros imagináis, bolsas de supermercado llenas de alcohol y refrescos por todas partes, música a tope y gran colocón del que alguno se arrepentirá a la mañana siguiente.
En definitiva, me preocupa el botellón y ¿a ti?
Y después de visitar los laboratorios del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia y conocer el trabajo que está haciendo la doctora Guerri, me preocupa mucho más.
Suministra alcohol a ratas jóvenes para ver cómo afecta a su cerebro y ha comprobado que cuando se bebe mucha cantidad, en poco tiempo y con el estómago vacio, simulando un botellón, las células que primero mueren son las relacionadas con el aprendizaje. A algunas ratas las deja hacerse adultas para ver si esas células se recuperan, pero no.
Así que los adolescentes que abusen de la bebida el fin de semana tendrán luego más dificultades a la hora de estudiar. Como ejemplo, podéis ver en el reportaje la comparación entre dos cerebros de chicos de quince años a la hora de realizar un test de memoria, teniendo en cuenta que uno se emborrachó el día anterior. El cerebro de este chaval no tiene prácticamente actividad, pero el de su compañero sobrio va a tope.
Es bastante ilustrativo, pero también lo es charlar con los chavales que acuden a terapia al Centro de Salud Mental de Julián de Ajuriaguerra en Bilbao. Ellos nos contaron como se les fue de las manos el tema del alcohol y los porros. Empezó siendo una cosa de fin de semana para convertirse en una forma de ocio diaria. De ahí, llegaron las malas notas, el comportamiento agresivo en casa...
Los expertos que les ayudan creen que para la mayoría de jóvenes el botellón será sólo un ritual de paso entre la adolescencia y la edad adulta, pero también son conscientes de que algunos desarrollarán adicciones que se irán agravando en el futuro.
Después tuvimos ocasión de comprobarlo cuando nos desplazamos a Sevilla para asisitir a una sesión de Alcohólicos Anónimos. Cada vez les llegan más jóvenes, nos dijeron.
De la noche de botellón que pasamos en Sevilla no merece la pena añadir gran cosa. Como muchos conocéis, y otros imagináis, bolsas de supermercado llenas de alcohol y refrescos por todas partes, música a tope y gran colocón del que alguno se arrepentirá a la mañana siguiente.
En definitiva, me preocupa el botellón y ¿a ti?
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